HUNG GAR KUNG FU...
El Hung Gar es un sistema de Kung fu desarrollado en el siglo XVII, es considerado un sistema Nam Pai, esto es de los sistemas del sur de China (Hung gar, Mok Gar, Choy Gar, Lau Gar y Li Gar). Su traducción es "boxeo de la familia Hung", y se basa en el boxeo del tigre y de la grulla.
El Hung Gar es uno de los estilos pugilísticos más representativos de las artes marciales practicadas en el sur de China. La distribución geográfica de este país ha determinado en gran medida la separación del conjunto de sus artes marciales en dos bloques geográficos. Abordar el estudio individualizado de una de las ramas de este enorme árbol sin tocar las raíces es tarea difícil, cuando no imposible.
Por este motivo, antes de decidirnos a tratar el conjunto de temas que se han creado, bien por diferentes escuelas que pretenden atribuirse la genealogía original del estilo, bien por intentos informativos sin demasiado trabajo documental de fondo; hemos preferido optar por un ángulo de visión diferente.
Inevitable el contacto con estos tópicos, podemos extraer de ellos luces en el camino que nos puedan guiar en cuanto a las cuestiones que por sí mismas nos generan. No obstante, la intención de este trabajo se fragua en otras forjas. Intentamos navegar entre las informaciones existentes y discriminar el mito de lo contrastado. Lo sobreentendido, de lo oficialmente reconocido. Queremos indagar en todos aquellos aspectos que puedan desmitificar los orígenes para poder asomarnos sin falsedades a las realidades de la actualidad.
Si pensamos que todas las artes marciales chinas tienen un tronco común, comprenderemos que, cuanto más nos alejemos históricamente del momento presente, más paralelismos encontraremos con otros sistemas marciales. Este escollo se presenta salvable evitando en lo posible, dispersar el objeto de nuestro artículo; si bien, los escollos que no se puedan superar, debemos asumirlos como un elemento enriquecedor de nuestra cultura general sobre las artes marciales chinas y, en su caso, asumir lo positivo de nuestra intención.
Nos hemos alejado mucho en el tiempo para poder responder a cuestiones que puede plantearse el que intenta abordar de nuevo la comprensión de este sistema y su historia. Las preguntas se persiguen unas a otras dentro de un orden lógico. Si pretendemos decirle a quien nos requiere información sobre el Hung Gar, que éste proviene, en gran medida, del monasterio de Shaolín, sin haberle explicado previamente qué es este lugar y qué parte de su historia tiene que ver con la nuestra, la forma de asumir la información que le proporcionemos no tendrá la solidez de unos pilares informativos bien elaborados. Es por ello, que no empezaremos nuestra historia desde el siglo xvii, fecha en la que se define este estilo como tal. Con ello incurriríamos en presentar la historia sin raíces. Esta injusticia, tantas veces cometida en el análisis historiográfico de los estilos marciales genera una importante desinformación que, a la larga, afecta al sentido y a la realidad práctica del arte marcial estudiado: aparición de líneas genealógicas desconocidas e indeterminadas, modificaciones de las técnicas o de su sentido con alusión a maestros inexistentes o sin relación directa con los creadores del estilo, y un largo etcétera de despropósitos que finalmente impedirán una visión objetiva por parte del interesado.
Las fuentes documentales consultadas han sido muy variadas y los elementos elegidos de dichas fuentes, cuando su realidad nos parece debidamente justificada, los presentamos sin cortapisas explicando la justificación en que nos basamos para reflejarlos en este artículo. En la misma medida, la información que, pese a su reconocimiento aceptado mayoritariamente, nuestras investigaciones no puedan justificar como reales o válidas, la reflejaremos junto a la duda que no ha creado. No pretendemos descartar opciones que, como ocurre con toda revisión histórica, siempre pueden recuperarse con la aportación de nuevas pruebas desconocidas, pero sí pretendemos reflejarlas en toda su magnitud para que el lector pueda decidir voluntariamente si se adscribe a nuestros interrogantes o si decide optar por el camino de la fe.


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